México, 3 Nov (Notimex).- Organizada por el Programa Alas y Raíces, la ya tradicional Feria de las Calacas rompió su récord de asistencia, al reunir a lo largo de tres días a un total de 60 mil 30 personas, informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Talleres, exposiciones, conciertos, presentaciones teatrales, cuenta-cuentos y narraciones orales, incluyó esta XIV edición de la Feria de las Calacas que, como cada año, buscó celebrar con chicos y grandes el Día de Muertos, y que en esta ocasión superó por más de 19 mil personas, las cifras del año pasado.
El pasado viernes, destacó el Conaculta, la Feria recibió 12 mil 747 visitantes; el sábado 1 de noviembre 18 mil 958, y el domingo 2, 28 mil 325 personas, en las Áreas Verdes del citado Centro.
La jornada de ayer lució con la presentación del espectáculo De Beirut a Cosamaloapan, Eblen Macari Trío que ofreció un recorrido musical desde ritmos orientales hasta música tradicional mexicana, como sones istmeños, interpretados a través del clavecín, la guitarra y las percusiones.
El público escuchó lo mismo una tarantela barroca del siglo XVII que piezas españolas interpretadas a manera de son, así como temas medievales ingleses y música celta antigua en idioma bretón, con una canción cargada de tristeza y melancolía que cuenta la historia de un soldado que se va a la guerra y por no saber escribir, cuando regresa su amada se ha casado con otro.
En el Día de Muertos no podía faltar la música tradicional jarocha, por lo que Eblen Macari Trío interpretó con maestría “La Lloroncita”, además de la pieza “De Beirut a Cosamaloapan”, que fusiona ritmos árabes y jarochos.
Tras este recorrido musical, el rock llegó con Drackincolmillo, unos simpáticos y guapos vampiros provenientes de Durango, quienes ofrecieron un concierto interactivo, donde lo más importante era la participación de los espectadores.
Y es que luego de interpretar cada tema la banda se retiraba del escenario y los asistentes debían hacer unos cantos gregorianos, a manera de señal de que querían otra canción.
Tras el grito de “Hay vampiros”, Drackincolmillo comenzó a sembrar el terror con su rock para chavitos colmilludos y abuelitas que rockean, “rockeando fuerte y sin piedad” para alejar a todos, dijeron, del pasito duranguense.
A ritmo de charleston, surf y rock pesado, la agrupación sacó el espíritu rockero de los niños, quienes además de hacer la señal vampiresca con la mano en alto, incluso se subieron al escenario para saltar y bailar con la banda, con rolas como “El mayor”, “Gordito Gelatina”, “Amigo” y “Niña calavera”, que habla de una pequeña que salía de su tumba para ir a la escuela del panteón.
Drackincolmillo, según explicaron a los niños, son la séptima generación de vampiros en la Tierra y pueden salir a la luz del Sol, gracias a una fórmula hecha en Cuba, llamada “vampisol“, con extracto de piña colada y sangre Roho positivo, por lo que pudieron presentarse en la Feria de las Calacas.
Finalmente, Itacate de Cuentos puso el toque tradicional con el espectáculo ¡Muertos… pero de gusto!, donde niños y no tan niños pudieron escuchar narraciones de la tradición oral de Tláhuac y Mixquic, acompañados con música mexicana para hacer que viva la tradición.
Con catrinas y calacas en zancos demostraron que en México no le tenemos miedo a la muerte, a pesar que a veces “la huesuda reteflaca, te jala la cobija, te lleva de una pata” y que cada 1 y 2 de noviembre regresan los muertos a convivir con los vivos.
Chicos y grandes pudieron bailar con calaveras, quienes les enseñaron el “pasito calaquero” y el concierto de Itacate de Cuentos finalmente terminó con el estribillo de “Aplaudir, aplaudir, que la calaca se va a morir”.