México, 22 marzo; poderycritica.-Objetos considerados antigüedad, por haber sido realizados hace más de 100 años, por su valor histórico, por su fina manufactura o por tener características que así los permitan ser considerados, el mercado del anticuario en México se está transformando.
Así lo consideró el coleccionistas y empresario Luis Morton, quien en entrevista subrayó que, en la actualidad, este tipo de negocios padecen un resurgimiento, al ofrecer piezas y escenografías atractivas, así como promociones y otras formas de vender.
“Hay anticuarios nuevos que entran en el negocio y están cambiando la forma de ser el anticuario con otra clase de escenografías para las piezas, son más dinámicos, ofrecen piezas atractivas.
“Tiene que haber una trasformación, tiene que cambiarse la forma de vender, a lo mejor las tiendas tienen mejores escenografías, promoción y formas de vender, pero de que seguirán existiendo, así será, porque las antigüedades no se van acabar”, dijo en entrevista a Notimex.
El rescate de obras exquisitas que triunfaron sobre el tiempo para formar parte de una herencia, grandes colecciones o museos, que se pone al alcance de sus clientes tanto nacionales como allende las fronteras, para Morton, ser anticuario no es recatar una pieza, sino aquella persona que se dedica a vender las pertenecías de un coleccionista que tuvo cosas importantes, y buscarles casa nueva.
“Es un puente entre el coleccionista anterior y el nuevo”, afirmó el empresario y agregó que en este negocio se dedica aquella gente que comenzó desde el principio como coleccionista o bien porque en su casa tuvieron antigüedades y vieron la oportunidad de negocio.
“Este negocio tiene una parte muy importante en el gusto de entender lo que es vender una antigüedad, porque se necesita conocimiento, estar al pendiente revisando libros y museos para tener un mejor conocimiento.
“Muchos de los anticuarios a nivel mundial, quizás son segunda o tercera generación, y es lo mismo con galeristas, se trata de gente que comenzó como se maneja y les gustó y le dan seguimiento”, señaló.
Con 10 años como anticuario y 21 como subastador, Morton cuenta que su gusto por el arte y las antigüedades, es herencia tanto de su padre como de su abuelo, principalmente.
“Me involucré porque mi abuelo compraba, era vendedor viajero, y andaba por todo el país. Él estudió arquitectura en Notre Dame y la parte de la venta y compra se le daba bien.
“Al llegar a las tiendas de antigüedades o anticuarios, compraba y se llevaba la colección; después, dejó de ser vendedor viajero y abrió una tienda de antigüedades que se llamaba Chipendale y de ahí pasó a fabricar muebles, porque mucha gente deseaba cosas antiguas y se hacían las reproducciones.
«Es el gusto, el saber, el conocer y esa la parte importante del anticuario que todos los días ve uno cosas diferentes”, refirió.
Piezas de porcelana, plata, relojes, marfiles, tapetes, alfombras, mobiliario, cristal, pintura, escultura y militaría, piezas del siglo XVI, y hasta algunos objetos de las culturas clásicas como Roma y Egipto, hay en este lugar.
Rodeado de pinturas de caballos y hasta de sillas para dicho animal, Morton, egresado de la Universidad Anáhuac Norte en Administración de Empresas, cuenta que existen dos modalidades para hacerse llegar de las obras que subastan y venden.
“Como casa de subastas, no compramos nada, solo cobramos una comisión de la venta que es lo justo para el vendedor, y de esta forma, la gente viene, trae sus piezas, damos las valuaciones o estimados y se incluye en subasta.
“Y el anticuario, lo que hace es tener contactos y buscar una época; se compra directamente con el vendedor y hay que tener buen ojo para comprar lo mejor y barato”, indicó Morton para quien lo que más se vende hoy, no es arte ni pintura colonial, sino moderno y contemporáneo.
“Hace 20 años se vendía bien y ahora lo hace mejor la parte de arte moderno y contemporáneo, pero siempre hay un roto para un descocido. Es falso que (los anticuarios) estén en crisis, es un buen negocio. Si se compra bien y se tienen las piezas adecuados, siempre habrá un buen comprador”, concluyó.