Cancún 21 Febrero; poderycritica.- El propietario de la Plaza de Toros de esta ciudad, Jorge Ávila Garibay, señaló que el espectáculo taurino dejó de ser atractivo para el turismo en este destino, pues el perfil de visitantes que llega a Cancún “sigue sin salir de sus hoteles”.
“Si bien ya no hay tantas corridas de toros, no se debe a que exista como tal una crisis, sino que lo justifica un cambio generacional entre los rejoneadores, pues aún el público no se identifica con una figura”, consideró.
En entrevista el promotor indicó que “hay gente que por desinformación ha hecho que la fiesta taurina venga a menos; sin embargo, el mejor apoyo a ese animal es que haya corridas porque de esta forma se crían en unas grandes condiciones en el campo”.
Recordó que la Plaza de Toros Cancún cuenta con un récord Guinness por tener el mayor número de corridas de toros en un año, además de que opera como recinto de otro tipo de eventos deportivos, musicales y teatrales, pues tiene un aforo de cinco mil personas.
“Alcanzar la marca de 172 corridas ininterrumpidas en una época en que Cancún era un incipiente destino y con un afición en ciernes no fue fácil, por lo que el reto de mantener la fiesta brava en Cancún me obliga a buscar grandes toreros”, abundó.
Ávila Garibay señaló que en la década de 1980 se alcanzó el récord Guinness por la continuidad, ya que ninguna plaza de toros del mundo, ni de Francia, Portugal, España, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela o México, se mantenía abierta a las corridas de enero a diciembre.
La plaza logró 172 miércoles seguidos y no hubiera parado de no ser por los huracanes Gilberto en 1988 y después Wilma, reportó. Refirió que el comportamiento turístico de la localidad comenzó a cambiar en 1993, cuando empezaron a llegar los primeros grandes grupos de estudiantes del “spring break” que llenaban la plaza, pero dejaron de asistir porque se les cerraron las ofertas de servicios.
Opinó que el crecimiento de la oferta obligó a los hoteleros a implementar estrategias para llenar sus propiedades y eso se reflejó en el perfil del turista que empezó a llegar con menos capacidad de gasto, lo que repercutió de manera significativa en las entradas de los miércoles de toros.
Mencionó que a finales de la década de los 80 y principios de los 90, antes de la “explosión” del “spring break”, un turista contrataba hasta cinco servicios distintos.
“Tenía estancia de una semana que le permitía ir a la Plaza de Toros, a un parque ecoturístico de la Riviera Maya y hasta a Chichén Itzá”, añadió.
Por su parte, el gerente de la plaza, Juan Pablo Calderón, dijo que el recinto se enfrenta una transformación similar a la del mercado turístico de Cancún y la Riviera Maya, que “si bien ya no hay tantas corridas de toros poco a poco se consolida como escenario por excelencia de espectáculos de todo tipo”.